Liderazgo, Monty Python, Moraleda, Strytelling, Talento,
Transformación Digital, Venta.
No se trata de ser el mejor, se trata de ser lo mejor que podemos ser. Se trata de conocernos bien, de potenciar las fortalezas que tenemos, de sacrificarnos, de trabajar duro, de mostrar nuestra cara optimista, de retarnos, de aprender continuamente, de irnos a casa cada día con la satisfacción de haber dado todo de lo que somos capaces.
Si todos los empleados de cualquier compañía, grande o pequeña, de cualquier sector y en cualquier rincón de nuestra geografía, respondieran al perfil descrito, esa compañía estaría llamada al más absoluto de los éxitos.
Lo frecuente es invertir en tecnología punta, en avanzados medios de producción o en agresivas campañas de marketing que no siempre garantizan mejores resultados. A veces se nos olvida que la mejor inversión que una compañía puede hacer, es en sus propios empleados. No es ningún tópico afirmar que unos empleados felices son los más productivos, los más comprometidos, la mejor imagen de marca y los que siempre estarán cuando se les necesite.
Y en la gran mayoría de los casos lo único que hay que invertir en los empleados, es tiempo y empatía; y si ese tiempo lo aderezamos con alguna técnica de gestión de personas, con mejorar nuestras habilidades de comunicación, con acompañar a los trabajadores en su proceso de desarrollo personal, probablemente habremos hecho el mejor Plan estratégico de la Compañía.